Volvimos al sendero, pasamos junto a una pequeña branda, un bosque fresco, rebaños de ganado, caballos arriesgados y entramos en la ruta de regreso. Allí fuera, un pie tras otro sobre las piedras desiguales, contemplamos el amplio valle del Miño, las lejanas tierras gallegas, los macizos rocosos de formas peculiares y las escarpadas laderas del Vez, ganando allí furia y vértigo.

La ruta parte de Branda da Aveleira, un idílico pueblo de montaña, y cruza el aún incipiente río Vez hasta Branda do Furado. Luego asciende hasta el mirador del glaciar del Alto Vez y continúa por una pista que resiste valientemente el avance...

Un pie tras otro, despacio, sin prisa por llegar a ninguna parte. Sólo el placer ancestral de ir, de avanzar.

Un itinerario inmersivo de unas 3 horas, por antiguos caminos, a ritmo lento, descubriendo las ruinas y los detalles de la historia rural. Del maíz como elemento central de la dieta de antaño. La tenacidad de las gentes que moldearon el magnífico ...

Sobre el puente de Veigas, que más bien parece una estrofa de un poema sublime, bajo el cálido sol de primera hora de la tarde, con el colorido de la vegetación y el magnetismo del paisaje granítico como telón de fondo... ¿qué más se puede pedir?