Caminar por la naturaleza es un impulso primitivo. Es una explosión de felicidad. Es libertad absoluta.
Una libertad que se manifiesta, como escribe Frédéric Gros, en la posibilidad “De no ser nadie, porque el cuerpo que camina no tiene historia; es solo un flujo de vida inmemorial. Un animal bípedo que avanza, pura fuerza entre grandes árboles. Un grito. Y muchas veces gritamos precisamente para expresar la presencia animal recuperada”.” (Caminar: una filosofía).

Proponemos recorrer Tres etapas de la Gran Ruta Peneda-Gerês (GR50), un itinerario que atraviesa íntegramente territorio montañoso, en el corazón del único Parque Nacional portugués. Aunque solo sea un fragmento de esta extensa ruta de senderismo, es más que suficiente para despertar el espíritu nómada ancestral, entregado al silencio vigorizante del paisaje y a una sucesión continua de estímulos sensoriales. A esta dimensión natural se suman el patrimonio histórico medieval y más reciente, así como los rasgos persistentes de una antigua cultura rural, que surgen a lo largo del camino como marcas vivas de un territorio habitado desde hace siglos.

En la misma región, aunque fuera de la Gran Ruta, te proponemos otra ruta de montaña realmente notable: El sendero de Peneda. Circular, físicamente exigente y de una belleza extraordinaria, es una experiencia intensa y profundamente gratificante.
Lejos ya de las altas montañas, en las laderas del río Vez, os invitamos a descubrir dos senderos que os transportarán al mundo rural de otros tiempos, el de la agricultura de subsistencia, moldeada por terrenos accidentados y exigentes. Con paso lento y mirada atenta, seguimos por los terrazas de Sistelo, clasificados como Paisaje Cultural y Monumento Nacional, recorriendo caminos antiguos y senderos casi olvidados.

A medida que avanzamos, se hace evidente la riqueza de este panorama paisajístico, que se revela diferente en cada ángulo, en cada curva del camino. Estos no son senderos para coleccionar. Son senderos a los que querrás volver.
